Nadal se abona en Roma al dramatismo, a finales larguísimas y a las remontadas casi imposibles, como le sucedió el pasado año contra el argentino Guillermo Coria. Baste decir que en esta ocasión el manacorense levantó primero un 1-4 en contra, luego dos bolas de partido de su rival en el duodécimo juego y, para terminar, un adverso 2-4 en el desempate final.
Algo muy similar a la proeza que protagonizó el pasado año en este torneo, cuando remontó ante Coria un 0-3 en el quinto set, en la que se ha convertido en la final más larga de la historia del torneo (5 horas y 14 minutos). En esta ocasión sólo se consumieron nueve minutos menos, pero se igualó el récord de juegos del torneo (57, desde 1979, en el encuentro entre Vitas Gerulaitis-Guillermo Vilas). "El Gaucho" ha visto como el español igualaba el récord de triunfos consecutivos sobre tierra batida que estableció en 1977, con 53.
Y Nadal lo hizo en un partido que tuvo de todo: emoción, intensidad, alternativas, duración, excelentes golpes, y también errores.
Un partido que era muy especial para Federer, quizás más que para Nadal como él mismo dijo. Y es que una nueva derrota del suizo ante el español supone un drama para el número uno mundial, ya que evidencia aún más, que el manacorense le tiene tomada la medida y comida la moral.
Sin duda, por ello, sobre la pista apareció un Federer muy concentrado, muy metido en el partido y más agresivo que en anteriores ocasiones ante Nadal. El suizo deseaba presionar rápido al rival y dejarle claro que quería más que nunca la victoria. Y se puso con un favorable 3-1, tras hacer break en el cuarto juego.
Nadal, preocupado en colocar el primer saque (sólo el 54 por ciento de puntos ganado con él en el primer set) para no ser castigado con el segundo, no tenía la chispa habitual y dejaba muy cortas sus bolas, facilitando el martilleo de Federer. Sin embargo, recuperó pronto su brillo habitual y devolvió en el quinto la moneda al suizo estableciendo la igualada.
De ahí se pasó a una fase del encuentro en la que ambos se dedicaron a mantener su saque, con Nadal sufriendo más y teniendo, en el duodécimo juego, que anular con su saque dos bolas de partido. Se llegaba al primer desempate de la tarde y ahí el español fue arrollado por Federer. El suizo no le dejó hacer un sólo punto a su rival y se hizo con el primer set en 70 minutos.
En la segunda manga no hubo roturas pero se vio a un Federer que ganaba fácil su saque (dos en blanco y uno cediendo sólo un punto) ante un Nadal que lo pasaba peor para mantener el propio. En el décimo juego, pese a que el suizo seguía metiendo sus buenos porcentajes de primeros servicios, el español restó mejor y dispuso de su primera bola de set.
Lo tuvo cerca Nadal, que lanzó un paralelo aparentemente vencedor sobre la subida del suizo. Pero Federer se estiró al máximo y logró una excelente volea ganadora. Tras conservar después cada uno su saque, se llegava de nuevo al desempate.
En el recuerdo estaba el 7-0 del anterior. Además pronto Federer se puso con 4-2 en lo que parecía indicar un nuevo set para el suizo. Pero no fue así, Nadal sacó su mejor tenis y remontó, primero, al 5-4 y, después, conquistó su segunda bola de set. Con su servicio, el manacorense se hizo con el punto definitivo (7-5) e igualó el partido.
Nadal llegó más entero a la tercera manga y dispuso de bola de break en el tercer juego. No la materializó, pero sí la que tuvo en el quinto. Le bastó mantener su saque, anulando una ventaja de Federer, para hacerse con el set, por 6-4 (49 minutos), y mandar por primera vez en el partido.
Se llegaba al cuarto set con un Nadal aparentemente mejor, crecido y un Federer con menor tono y más cansado por los dos duros partidos jugados en cuartos y semifinales (ambos de dos horas y media de duración).
Nadal, incluso, dispuso pronto de dos bolas de rotura del saque de Federer, pero no las certificó. El suizo empezó a ir a más, a rondar el buen nivel del primer set, y él sí que materializó en el cuarto juego una de las dos ocasiones de break de las que dispuso.
Estaba de nuevo metido en el partido y lo evidenció cerrando un fácil set a su favor en el octavo juego, sobre el saque de Nadal (6-2). El choque se iba al quinto, y definitivo. Y lo más preocupante para el español, a Federer le volvía a entrar su primer saque y nuevamente peinaba las líneas.
Lo evidenció seguidamente Federer, pues salvó dos bolas de break en el quinto juego, y en los otros anteriores en que sirvió (primer y tercero) resolvió la igualdad, con su excelente servicio. Además, supo aprovechar la que dispuso a su favor en el cuarto lo que le situó en franca ventaja, 4-1.
El partido parecía perdido para Nadal. Pero el español dejó claro que tiene una fuerza mental increíble y como sucedió ante Coria, superó tres juegos de diferencia, salvó dos bolas de partido, y, también como el pasado año, ganó en el desempate final, con la primera bola de la que dispuso.
Nadal iguala a Vilas, se lleva su segundo torneo romano consecutivo y siembra de dudas a Federer ante la llegada de Roland Garros.
Fuente: Eurosport

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