05 junio 2006

Guerrero de mil batallas

Andre Agassi pasó de ser el rebelde sin causa del tenis a un jugador de gran clase, pese a su edad

Pocos atletas han cambiado tan radicalmente durante su carrera como Andre Agassi.

El tenista estadounidense de 36 años de edad ganó su primer título en la ATP hace exactamente dos décadas. Cambió de ser el chico rebelde de Las Vegas a un padre de dos niños que continúa imponiendo respeto en el tenis, no por su veteranía, sino por su calidad de juego.

La coordinación que tiene entre sus ojos y sus manos es casi sobrenatural y eventualmente logrará un lugar en el Salón de la Fama, junto con su esposa, Steffi Graf.

Prácticamente, Agassi lo ha ganado todo. Una medalla de oro olímpica, los cuatro títulos de Grand Slam, la Masters Cup, tres Copas Davis...

Todos estos logros se veían lejanos cuando llegó a Reno para el Nevada State Open en 1986, apenas unos días después de convertirse en profesional a los 16 años.

El joven entró a dicho torneo con 10 mil dólares de bolsa, como un favor que le pidió su hermano mayor, Phillip, quien necesitaba un compañero para el dobles.

Estaba rankieado como número 285 del mundo y venía de jugar algunos torneos de los llamados Satélites en Florida y el sur de California.

Ya que iba a jugar entonces el dobles en Reno pensó que podría entrar también al draw de singles, simplemente para seguir tomando forma.

Pero Andre seguía en su etapa de rebelde (una vez se presentó a un torneo con jeans y chanclas) y la uña de su dedo pequeño del pie derecho estaba crecida poco más de una pulgada y pintada de rojo.

Agassi perdió rápidamente en el dobles, pero se llevó el título de singles. Su comportamiento rompía con todos los protocolos del deporte blanco. Aventaba bolas hacia la reja, retaba verbalmente a los oponentes y colocaba sujestivamente la raqueta entre sus piernas. Nunca fue penalizado.

Pero en la final se comportó a la altura en todos aspectos. Agassi, tercer sembrado, terminó fácilmente con Doug Stone, décimo, por 6-3 y 6-2 en 50 minutos.

En el circuito, Agassi comenzó a imponer el juego de poder que le enseñó su padre Emmanuel, nacido en Irán. Los modales de Andre también comenzaron a mejorar, aunque pulirlos completamente le tomó más de una década.

En el camino, el estadounidense se sobrepuso a varios obstáculos. Sufrió de depresión tras perder sus primeras tres finales de Grand Slam, fue sometido a cirugía en la muñeca derecha (con la que juega) en 1993 y cayó al lugar 141 del ránking en 1997.

Pero siempre ha mantenido una gran consciencia social. Ha logrado acumular más de 52.3 millones de dólares para su fundación, Andre Agassi Charitable Foundation, creada en 1994 en pro de la juventud de alto riesgo en Las Vegas. En 2001 abrió una preparatoria, también con su nombre y en su ciudad natal para el mismo sector de la población.

Agassi ha pospuesto su retiro unos cuantos meses, pese a que está inactivo desde marzo pasado, debido a dolores crónicos en la espalda. Ha decidido claudicar a la temporada en arcilla para enfocarse a lo que podría ser su último Wimbledon. Planea regresar al circuito en el Stella Artois Championships, el 12 de junio en Londres.

Vía | El UniversalDigital

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