En su casa es el rey del mando de la televisión. Cuando no está con la raqueta, juega al fútbol, practica el golf y vibra con las motos. Su cara solidaria la muestra con su fundación de ayuda contra el cáncer.no sé si se sorprenderá cuando digamos que la otra cara de Juan Carlos Ferrero es el tenis. Este chaval tímido e introvertido que nació en Villena no recuerda lo que quería ser de pequeño. Está claro que su historia de vida comenzó a escribirse cuando cogió por primera vez una raqueta.
Se preguntarán que algo debe de hacer este joven además de darle magistralmente a una pelota. Está bien. No vamos mentir. Todo el mundo tienen sus aficiones, pero es difícil practicarlas cuando eres un deportista de élite. “Un día a día en mi vida pasa por levantarme pronto. A las diez comienzo el entrenamiento hasta las dos, que es la hora de comer. Por la tarde retomamos a las cuatro y acabamos a las siete y media”, explica el tenista.
Esta jornada tipo maratón se desarrolla en unos meses de otoño que no se pueden calificar como de vacaciones, pero en los que Juan Carlos puede darse un respiro entre otras cosas para atender a LAS PROVINCIAS. Así que imaginen este estrés multiplicado por cuatro cuando el deportista está inmerso en plena temporada.
Comprenderán que queda poco tiempo para las aficiones de un chico normal de su edad, que por cierto sí que las tiene. “Me considero un cinéfilo. Me gusta mucho ir al cine para ver películas de acción”. En cuestión de diversión, las pantallas son lo suyo: de cine, a veces, y de televisión, siempre. Juan Carlos Ferrero puede pasarse horas y horas jugando con el mando de la tele. “Películas, series, programas... la verdad es que me gusta todo”. Dejando de lado lo audiovisual, las aficiones del tenista se desvían enseguida hacía el mundo del deporte. Recuerda que de pequeño jugaba a todo y que, de mayor, le pierden las motos, el golf y el fútbol.
Moto no tiene, pero cuando puede se escapa a ver algún gran premio. En cuanto al fútbol, por algún partido benéfico que le hemos visto jugar, podemos afirmar que si algún día cuelga la raqueta podría calzarse la botas de tacos sin dificultad.
Además de en las pistas, a Juan Carlos se le puede ver en actos sociales como invitado relevante de la sociedad valenciana. “No es que a mi guste ir. Soy una persona muy tranquila. Al principio me daba vergüenza, pero con el tiempo te acostumbras y ya que tienes que ir, intentas disfrutarlo”, asegura el deportista. El mismo Juan Carlos conoce y comprende la necesidad de algunos actos sociales porque tiene una fundación de ayuda contra el cáncer. La familia del tenista es una de las muchas afectadas por esta enfermedad que se llevó a su madre cuando él tenía 16 años.
Un campeón de 13 años
La primera vez que Ferrero empuñó una raqueta tenía siete años. “En aquella época sólo era un juego más, el tenis era para disfrutar. Aún no se notaba la competitividad”, admite. La rivalidad llegaría unos años después cuando la cosa se puso más seria. Con nueve años conoció a su actual entrenador, Antonio Martínez, quien no sólo es un buen preparador sino que ejerce como un jefe de prensa todoterreno. Con 13 añitos, Ferrero ya era campeón del mundo júnior.
Su adolescencia fue diferente, obligado a viajar para acudir a torneos que le separó de lo que entendemos por una “vida normal”. “Fui al colegio Santa María de Villena y mantengo algunos amigos, pero pocos porque cada uno escogió su camino. Mis amigos están en el mundo del tenis y de ésos si que tengo desde pequeño”.
Como escolar este valenciano era de los que se sentaban en las últimas filas, pero matiza: “Siempre he sido pacífico y nunca he hecho travesuras importantes”. Tal vez porque en su infancia el tenis le ayudó a madurar un poco más rápido. Compaginó los estudios con el deporte hasta que pudo: “En segundo de BUP tuve que parar de estudiar porque el ritmo de la competición cada ver era mayor y la verdad es que no era un mal estudiante”, confirma.
¿Se animaría a coger los libros otra vez? “Buff –resopla– “por ahora libros de estudiar no, tal vez más adelante”. ¿Y de lectura? “Me gusta leer. Siempre llevó algún libro detrás. Ahora estoy con La catedral del mar , que está bastante bien”, comenta.
Juan Carlos afirma que todos los sueños que tenía en el mundo del deporte se han cumplido. Que no se asuste nadie que eso no quiere decir que piense en la retirada. El tenista asegura que aún queda Ferrero para rato.
De pequeño no recuerda que quería ser pero ¿qué se ve haciendo cuando abandone el tenis? “No lo sé. No tengo ni idea”. Sea lo que sea, sospechamos que no estará muy lejos de una raqueta.
Fuente: LasProvincias.es

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